El mundo estaba recién creado cuando se presentó el ángel del mal reclamando el imperio de mundo.
El Señor sonrió tranquilo y le ofreció gobernar sobre aquella parte de la Tierra que se viese negra. El diablo se retiró a los infiernos pensando qué ganó, ya que toda la Tierra estaba aun oscura. Pero a la mañana siguiente descubrió que todo estaba blanco.
¡El buen Dios había hecho que nevara!
Renegando, el diablo, amenazó al Creador:
-Esta vez he perdido, pero me vengaré en la gente que pueble tu mundo: haré que se oigan truenos y su miedo será tal que ni siquiera en ti podrán confiar.
A cambio, el Señor contestó:
-Y yo crearé el relámpago, que será una luz que advertirá a la gente de tus truenos y así nada temerán hasta que te canses y calme la tormenta.
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