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miércoles, 18 de febrero de 2015

QUIERO VER JUGAR A MI HIJO OTRA VEZ.


(Historias para reflexionar)

Estabas él ahí, jugando como siempre, desparramando 
los juguetes por todos lados, ella, estaba cansada después 
de tanto laborar, se agarró los cabellos y comenzó a gritar,
fue increíble, se convirtió de un momento a otro en una loca
que zapateaba y le gritaba al niño para que ordenara el
desastre que había causado, él, con ojos que casi se le salían
de órbita y su pecho agitado, sin decir nada, agarro como
pudo sus juguetes, sus lápices y sus cuadernos, y comenzó a
arreglar el desorden.
Le gritó tanto le dijo que la tenía cansada, que lo único que
deseaba era estar tranquila, sin nadie que la molestara.
Al rato a él como niño ya se le había olvidado el susto que
le causaron los gritos de su madre. Ya tarde casi a la hora
de acostarse, comenzó a cantar muy alto, su vocecita se
escuchaba por toda la casa, ella volvió a gritonear , le volvió
a decir que se callara, que por favor la dejara en paz, que le
dolía la cabeza con el ruido que él hacía:
'Ándate a la cama de una vez por todas!
¡ no te quiero escuchar mas! fueron las palabras que la mujer
dijo a su pequeño. El niño, un tanto asustado,se fue a la cama
después de darle las buenas noches, y decirle,
"MAMITA, TE QUIERO".
El silencio que se produjo después de que el niño se acostó,
le dio la calma que tanto necesitaba, ya no oía a su hijo
correteando por todos lados, ¡que paz tan grande se siente!-
dijo , cuando no está este niño dando vuelta la casa patas
para arriba.
Era verdad, un silencio enorme se produjo después de que
el niño se durmió, fue tanto el relajo que la madre sintió que
sin darse cuenta, se durmió sentada en un sillón. De pronto
despertó porque su pequeño la llamaba, no se escuchaba
muy bien, su vos la sintió muy débil, así que se apresuró y
fue a la habitación, donde se encontraba el pequeño. ¡
¡Mamita! le dijo el niño, ¡Me duele mucho mi cabecita!
la mujer le tocó la frente y el niño estaba ardiendo en fiebre,
se asustó un poco ya que desde que había nacido solo
una vez antes le había subido fiebre; Después de darle
un remedio, se acostó a su lado para acompañarlo el resto
de esa noche, y se volvió a dormir.
Cuando despertó horas mas tarde, lo primero que sintió fue
el calor que despedía el cuerpecito, de su pequeño, le tomo
nuevamente la temperatura la temperatura, la fiebre le había
subido tanto que casi alcanzaba los 42 grados, se asustó
muchísimo, lo arropó y se vistió ella también para llevarlo
al hospital. Apenas alcanzó a inscribirlo en la ventanilla y lo
llamaron de inmediato para su atención.
El doctor que lo atendió, indicó tomarle exámenes, trataron
de hacer que la fiebre bajara pero no lo lograron, casi dos
horas más tarde, los resultados de los exámenes estaban
listos. El médico al revisarlos, miró a la mujer y miró al
pequeño casi al mismo tiempo, el niño, permanecía acostado
en una camilla casi en estado de inconsciencia debido a su
alta temperatura. No lo podía creer, el médico basado en los
resultados de los exámenes, le dijo que confirmaba el
diagnóstico que él pensaba, "Meningitis" su hijo tiene
Meningitis; No lo podía creer, horas atrás estaba jugando feliz,
y ahora estaba grave debatiéndose entre la vida y la muerte.
La madre deseo verlo nuevamente jugando, cantando y
correteando por la casa, pero "no", estaba postrado en una
camilla de hospital, tan inmóvil como nunca imaginó verlo.
Rogó por su salud, derramó su corazón al cielo pidiendo
por su mejoría, sabía muy bien, que no soportaría un golpe
tan grande si Dios se lo llevaba.
Más de un mes en el hospital, Dios no se lo llevó, en cambio
le dejó a un pequeño con daño cerebral, que no puede hablar,
menos cantar, y que no corretea por la casa ni desparrama sus
juguetes por todos lados, y que no molesta con sus juegos
a su mamá, al que se tiene que dedicar siempre, porque su amor
de madre se lo dice, y se lo exige.
Hoy, esa madre daría todo lo que fuera por ver a su hijo
paseándose por la casa, correteando tal como lo hacía antes,
ir a buscarlo al colegio, ayudarlo con sus tareas, y escucharlo
decir, "MAMITA, TE QUIERO"
Pero, como tanto deseo estar en calma, en paz, y en silencio,
el niño y el cielo, le dieron lo que le tanto deseo.
Hoy vive envuelta en el SILENCIO MAS ATROZ que no le
permite escuchar, la vos de su amado hijo.
Quizás el cielo un día se compadezca de ella y le responda la
petición que cada noche hace a los pies de la cama de su hijo,
cuando derramando lágrimas de sangre ruega a Dios, por volver
a ver, A SU HIJO JUGANDO OTRA VEZ.

TÚ QUE ERES MADRE, TÚ QUE ERES PADRE, DEJA
QUE TUS NIÑOS SE DIVIERTAN, LA INFANCIA ES MUY
CORTA, Y ES LA ETAPA MÁS MARAVILLOSA POR LA
QUE PASAN LOS SERES HUMANOS, ES, DONDE RESALTA
LA PUREZA Y LA INOCENCIA CON LA QUE LLEGAMOS

A ESTE MUNDO.
Mónica.
Ruth Mónica Muñoz R
Derechos de autor.
Chile.

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